Tras las protestas del 11 de julio, la Compañía Estatal de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), se basó en la tecnología de megaempresas chinas como Huawei y ZTE para cerrar el acceso a Internet en todo el país, según varios informes de esta semana.
Citando una investigación publicada esta semana por el sitio de asuntos asiáticos The Diplomat, Huawei ha estado operando en el país comunista desde al menos el 2000, la cual acordó un contrato para construir una red de fibra óptica en la isla.
Huawei ha ampliado cada vez más su presencia en Cuba, con la bendición del Partido Comunista, en la industria de la telefonía móvil, mientras que otras empresas chinas con estrechos vínculos con el régimen allí, como ZTE y TP-Link, también han establecido un papel cada vez más importante en la concesión de acceso a los ciudadanos cubanos al Internet.
El internet jugó un papel fundamental en las protestas del 11 de julio, que se cree que son las más grandes de la isla desde la represión de la “Primavera Negra” contra los disidentes prodemocracia en 2003.
Sin la tecnología china, sostenía el informe The Diplomat, un apagón tan generalizado de Internet no sería posible por parte de ETECSA.
“Las empresas chinas han jugado un papel clave en la construcción de la infraestructura de telecomunicaciones de Cuba, un sistema que el régimen usa para controlar a su gente, tal como lo hace el Partido Comunista Chino (PCCh) dentro de sus propias fronteras”, observó el medio. “Los principales proveedores de tecnología de Etecsa, la única empresa de acceso a Internet de Cuba, son todos chinos: Huawei, TP-Link y ZTE”.
Huawei, en particular, ayuda a Cuba a controlar a qué sitios web pueden acceder los cubanos en la isla. Como, según un informe del Departamento de Estado de EE. UU. De 2019, Huawei también controla gran parte del acceso Wi-Fi de la isla, que muchos cubanos usan a través de sus teléfonos móviles Huawei, se encuentra entre los principales culpables de ayudar a Cuba a silenciar a su gente en línea.
“China domina el sector de telecomunicaciones de Cuba y representa un desafío para las empresas estadounidenses que buscan ingresar al sector”, señaló el Departamento de Estado en ese momento. “China jugó un papel importante en la financiación y construcción del cable submarino ALBA-1 de Cuba y Huawei Technologies, una empresa de telecomunicaciones china, participó en el desarrollo de la red troncal de Cuba, así como en la instalación de puntos de acceso Wi-Fi en toda la isla”.
China controla en gran medida el mercado cubano de telecomunicaciones sin competencia, en parte porque existen límites a las empresas estadounidenses para hacer negocios con el represivo régimen comunista en Cuba (no existen restricciones similares con respecto a China, a pesar de que ambas naciones funcionan con el mismo sistema político). El Partido Comunista Chino se queja públicamente de estas restricciones con regularidad, utilizando los medios estatales para afirmar que el “embargo” daña significativamente la economía cubana. Sin embargo, la evidencia sugiere que incluso sin un “embargo”, el régimen de Castro no permitiría que las empresas estadounidenses compitieran de manera justa.
En 2015, en el apogeo de la política de “deshielo” del presidente Barack Obama que otorgaba concesiones económicas y políticas al régimen de Castro, según los informes, Google intentó entablar negociaciones para construir infraestructura de telecomunicaciones en Cuba. Google pasó años intentando convencer a ambos lados del Estrecho de Florida para que le permitieran trabajar en Cuba; En una ocasión, el presidente ejecutivo Eric Schmidt visitó Cuba junto con el exsenador republicano Jeff Flake en busca de llegar a un acuerdo con Díaz-Canel.
Sin embargo, incluso durante la era de Obama, los expertos consideraron improbable un acuerdo de este tipo debido a la abrumadora presencia de empresas chinas en Cuba.