El icónico restaurante Versailles de Miami, que originalmente comenzó como una pequeña cafetería con asientos limitados hace 50 años se ha convertido en el restaurante cubano más famoso del mundo.
Hoy miércoles conmemorará su 50 aniversario con la exhibición de un archivo de fotografías e historias de la experiencia del exilio cubano, como parte de una iniciativa de cooperación con el Museo HistoryMiami.
El corazón de la diáspora cubana y una forma de plaza pública que ha albergado de todo, desde las celebraciones de la muerte de Fidel Castro por los exiliados cubanos, hasta las reuniones actuales en apoyo de las protestas callejeras en la isla.
Demócratas como Bill Clinton y republicanos como George W. Bush y Donald Trump se han sentado a sus mesas.
Es una parada necesaria para los viajeros para apreciar un pequeño corte en su ventana y aprender sobre la cultura cubana en el sur de Florida. Es visitado por políticos en campañas que luchan por ganar el voto de los cubanoamericanos.
Más allá de la tradición culinaria, el Versalles también se ha convertido en un foro sobre temas cubanos al que acuden políticos y exiliados en busca de compartir ideas y discusiones. En su ventana a menudo se pueden ver cubanos quejándose de la situación en la isla, y el estacionamiento frente al restaurante suele estar repleto de manifestantes y periodistas cuando hay noticias sobre Cuba.
El restaurante, que fue fundado por un empresario cubano que se exilió en Miami en la década de 1960, ha persistido hasta el brote de coronavirus, que provocó el cierre de las puertas de los locales gourmet durante semanas, y se ha convertido en un monumento cultural y político.
El autoproclamado “restaurante cubano más renombrado del mundo”, ubicado en la Calle Ocho, en el límite entre la próspera metrópolis de Coral Gables y el barrio de La Pequeña Habana, abrió sus puertas en 1971 para ofrecer comidas cubanas caseras a precios razonables.
El restaurante se ha expandido tres veces en sus cinco décadas, y los 80 comensales originales ahora son 375.
Sus actuales propietarios también dirigen una red de restaurantes cubanos conocida como La Carreta, así como varios restaurantes españoles y otras empresas. Emplean a unas 2.000 personas en total.
El padre de Valls se mudó a Miami desde Santiago de Cuba cuando tenía 25 años, cuando el gobierno de Fidel Castro tomó varias empresas, entre ellas un restaurante, un club y una gasolinera.Lo acompañaban su esposa embarazada, una hija de cuatro años, y Felipe.
Con poco dinero y la necesidad de mantener a su familia, comenzó a vender equipos de restaurante con un estadounidense hasta que, con el dinero adelantado de su sueldo, comenzó a importar y ensamblar máquinas de café de España e Italia.
Así fue como estableció la primera “ventana” en un mercado para vender café a los que esperaban en la calle, noción que posteriormente reprodujo en Versalles y expandió a otros negocios de Miami.
Versalles “se ha convertido en un lugar icónico, un lugar que ha vivido, asistido y dado forma a la historia de la comunidad”, según Fernand Amandi, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Miami. “Si Miami tuviera una Meca, se llamaría Versalles, el lugar del encuentro de los fieles”.