El presidente Donald Trump realizó un dramático regreso a la Casa Blanca el lunes por la noche después de salir del hospital militar donde ha estado recibiendo un nivel de atención sin precedentes por el COVID-19.
Inmediatamente encendió una nueva controversia al declarar que, a pesar de su enfermedad, la nación no debería temer al virus que ha matado a más de 210.000 estadounidenses, y luego ingresó a la Casa Blanca sin una máscara protectora.
El mensaje de Trump alarmó a los expertos en enfermedades infecciosas y sugirió que la propia enfermedad del presidente no lo había llevado a repensar su actitud a menudo arrogante hacia la enfermedad, que también ha infectado a su esposa y a varios ayudantes de la Casa Blanca, incluyendo nuevos casos revelados el lunes.
Aterrizando en la Casa Blanca en el Marine One, Trump subió con cautela los escalones del Pórtico Sur, se quitó la máscara y declaró: “Me siento bien”. Hizo un doble pulgar hacia arriba al helicóptero que partía desde la terraza del pórtico, donde los ayudantes habían dispuesto las banderas estadounidenses para la ocasión del atardecer.
Luego entró en la Casa Blanca, donde se veían asistentes dando vueltas por el Salón Azul, sin cubrirse la cara.
Minutos después, tuiteó un video de sí mismo, en el que les decía a los estadounidenses que no tuvieran miedo al coronavirus o que dejaran que se apoderara de sus vidas, probablemente un mensaje difícil para las familias de quienes han muerto a causa del virus. También dijo que aprendió mucho sobre el virus mientras estaba en el hospital, hablando sobre los mejores equipos y medicamentos.
Se espera que Trump, de 74 años, continuara su recuperación en la Casa Blanca, donde un equipo de médicos y enfermeras lo cuidará las 24 horas. El Presidente anunció su diagnóstico de coronavirus el viernes.
